Un órgano regulador local de la ciudad inglesa de Carlisle ha denegado la petición de un taxista apasionado por la radio de Banda Ciudadana para instalar en su vehículo de trabajo una emisora de CB. El interesado indicó que la usaría sólo en momentos de pausa o descanso entre carreras, como simple recreo, mientras otros colegas de oficio invierten esos tiempos muertos usando las redes sociales o escuchando música. Aún así, el comité que tomó la decisión por mayoría se negó porque “no querían volver a ver radios de CB en los taxis”.
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