Por José María, 30ARL100
Procedente de la web del autor (www.museo-cb.com)
Me van a permitir que, más que hablar de mis inicios, hable de nuestros inicios. El de mi padre y mis hermanos menores Alejandro y Juan Pedro, y el mío.
Porque en realidad empezamos los cuatro a picarnos por este gusanillo de la radio allá por 1975. Claro, entonces mis hermanos eran aún muy pequeños, y no es que yo fuera muy mayor, porque tenía sólo 11 años, pero ya se ponían a mi lado para escuchar de este talky Handic 21 que mi padre se trajo en un viaje a Holanda junto a una emisorilla naranja Handic 235 que instaló en su R-12 con el techo de goma negra.
Este talki, al que conectamos un dipolo que siempre se combaba en la azotea de la céntrica calle Aurora de La Línea, justo frente al mercado, y en el que mi abuela tendía ropa para despistar, se cargó muchos duros en pilas.
Pero claro, eran los tiempos en que la radio estaba prohibida y en más de una ocasión mi abuelo, amigo de muchos, entre ellos varios mandos de la Guardia Civil, nos libró de alguna investigación de esos niños a los que les gustaba hablar, en aquellos años, con la emisora experimental Pato Rojo, Yuka 3 (mi padre), Limerca, y otros.
Ya no había quien nos parara, y harto de gastar pilas y andar cambiando cristales de cuarzo para cambiar de canal, mi padre me compró un Saleskit de seis canales, con transmisor Carkit de 8 watios y receptor vfo que era propiedad de un colega del que sólo me acuerdo su nombre, Alejandro, y que vivía en la Avenida de las Fuerzas Armadas.
Antes de eso, en el verano del 76, conocimos a un colega Jamaica Roma I , linense emigrante que veraneaba en la calle Gabriel Miró. El día de su marcha nos llamó para despedirse, a mi y a pluma Verde, y nos regaló algunas cosas. A mi, un micro de mano y una fuente de alimentación que aún conservo y que funciona. A Pluma Verde, creo recordar, un micro Expander 500, una belleza.
Pero los 6 canales de la Saleskit/Carkit pronto se quedaron cortos. Yo escuchaba a otros con el vfo y no podía hablar con ellos, así que me armé de valor, convencí a varios colegas e hice que unos colegas de Gibraltar me trajeran una Asahi 40.
Fue sencillo. Una barca salió de Gibraltar con dos colegas y la emisora, yo y los míos nos fuimos a la punta del pantalán, me la pasaron, se la pagué y nos volvimos, no sin antes esconder la emisora entre mis pantalones y una funda de prismáticos y decirle al Guardia Civil que me paró que no llevaba nada. No corría yo nada para mi casa!!, pero la tenía.
Cacharreamos mucho, y reconozco que mi hermano Juan Pedro es un máquina de esto, destripamos algunas radios, localizamos modificaciones de otras muchas, a base de probar y probar, compramos nuevos equipos (Fisher F-140, Tokai, Ham, etc), y nuevas antenas: torreta de 7 metros, rotor, directiva 4 elementos y vertical, etc.
Colaboramos a fundar la Agrupación de Radioaficionados Linenses (ARL), que aún hoy funciona, y de la que he sido presidente en dos ocasiones, y que fue la cantera para otros clubs de la comarca.
Somos unos fieras de las cacerías, no nos perdemos ni una, bien en el mismo coche, o por separado, y siempre nos traemos algo. Nos encanta.
Obviamente, ya no vivimos bajo el mismo techo, pero sí mantenemos, los tres, nuestra afición por la radio, que tenemos instaladas en nuestras casas.
El paso de los años y el paso de muchos equipos por nuestra manos nos hizo empezar esta colección de la que estamos muy orgullosos. Y que creo que nunca terminaremos, porque nos encanta la CB y sus equipos.
1 comentario
Los comentarios están cerrados.